1.
Inútil colmena
¿Es útil mi apartamento o sólo es una cueva inútil que me
permite creer que me protege de las tempestades? Es la cueva que me marcó como
ser sedentario y me obliga a regresar cada noche sin permitirme ser una
libélula que viaja por los pantanos del mudo.
Estoy rodeado de inútiles cosas útiles, o que creo útiles,
pero que en realidad me amarran a viejas nostalgias, retratos de lo que una vez
fue y tengo la esperanza de reconstruir con la mirada, de volverlas a crear en
la mente y hacer vibrar el corazón en un acto continuamente tortuoso de
melancolía.
Son útiles por objetos e inútiles por esencia. Traspaso la
puerta y dejo la calle y sus tribulaciones que nos atraen y repelen; el
silencio que ahoga descansa los oídos y subo la colmena que me hace creer
civilizado. Civilizado, palabra inútil que mata la naturaleza con el uso de la
razón inútil.
Llego al descanso del cuarto, piso y atravieso la segunda
puerta y siento la armonía del lugar, o la que creo armonía, pero que en
realidad la olvidó el piano que le robó las últimas notas al espíritu de la
creación.
2.
Colección inútil
El viejo moño que condenó mis años, pestañea verde, como si
fuera un adorno que resalta las mil y una historias del pasado.
La sincard que en su profundo cuadrado guarda las llamadas
de la ausencia.
El reloj que reposa contra una caja de mil batallas, marca
la hora exacta de las melancolías al alba y entristece por su falta de
presente.
En el piso, un montón de culebras que se conectan a ninguna
parte y guardan el silencio de la voz que una vez fue.
El viejo flash de una cámara sin retrato que mira atento
para no ser olvidado.
Cien adornos escondidos en una oscura maleta roja, que se
saben inútiles por guardados y piden recobrar la vida, sobre maderas de entre
paños y libros, viejos amigos antes trasteos peregrinos.
3.
La útil falacia de los objetos
Estamos rodeados de inutilidades:
Libros guardados que una vez leímos, a veces a medias, y
luego quedaron mirándonos con su lomo, llamándonos para retomarlos,
reclamándonos su inutilidad por estar cerrados.
Sacaganchos cada vez más tristes, porque no hay manera de
quitar las grapas del PDF, que recuerdan sus gloriosas batallas entre cientos
de fotocopias.
Bitácoras que guardan en sus registros viajes remotos y
recuerdan con dulzura la nostalgia de la memoria.
Trofeos opacos que perpetúan el logro de tantos sueños ahora
en el olvido.
Objetos inútiles que sólo cobran vida al conectarse con las
imágenes del recuerdo, hablan callados a través de una extraña oralidad
ausente.