jueves, 21 de noviembre de 2013

Infinita Llama


“Puedo decirme del amor (que tuve):
que no sea inmortal puesto que es llama,
pero sea infinito mientras dure...”
Vinicius de Moraes

 Termino de ver la película y me estremezco. No puedo evitarlo, Candelita, una lágrima me escurre porque esa llama es usté y todo  nuestro amor. Entonces pienso en mis días que ahora son monotonía, uno tras otro, una conferencia, un acto cultural, un montón de gente que entra, un montón de gente que se va, y cierro y apago las luces. Así termina un día, y luego empieza el otro, y viene el ciclo de cine, y llega el conferencista con sus chicas que le ayudan y preparan el equipo, que todo funcione y llega la gente y reparten el folleto de la película y en el folleto hay un poema.

Entonces cuando le pongo cuidado al conferencista, nunca lo hago, no me interesa lo que hablan, ni les entiendo, aunque sé que dicen cosas importantes. La mayoría de gente que viene a estas charlas son jóvenes, algunos mechudos, otros con tatuajes y con pirsin, también viene gente grande, adulta, y hasta viejos. A todos les gusta el cine. El conferencista les echa su carreta, que la película, esto, que el director esto y luego la proyectan. Viejas las películas, dizque clásicas. Yo nunca las había visto, bueno, los dos no es que hayamos ido mucho a cine, algunas veces hemos visto de acción: puños, peleas, muertos. Usté escoge unas tragedias, películas pa’ chillar. Y usté sale con esos ojos rojos y yo me limpio sin que usté se dé cuenta, porque yo soy macho y no quiero que usté me vea llorando por esas pendejadas, y hemos salido del cine y yo la abrazo a usté, porque el amor de las parejas del cine me hace sentir como si fuéramos nosotros, ahora se lo reconozco, antes no me atreví, usté y yo nos amamos como en las películas, y yo la he amado a usté mucho, y ahora la amo más.

Entonces el conferencista dice que la película es del Brasil. El conferencista es criollito, como nosotros, sólo que estudiao, se nota por la manera como habla y lo que dice, que casi nunca se le entiende, o yo no le entiendo, pero la gente que viene sí. Dice cosas muy raras. Claro que si le pongo atención, termino entendiéndole, lo que pasa es que me desconcentro. Pero esta vez sí quiero oír lo que dice y entender. Cuenta que la película es del 59, del año en que usté nació. La película se llama Orfeo Negro, aquí en el folleto dice, y es la historia de una pareja que se enamora con amor de verdad. Ellos eran pobres y muy alegres, pobres como nosotros y alegres, como usté, ellos bailan porque están en carnaval. Usté siempre baila a toda hora, como si estuviera en carnaval, y siempre con esa alegría que me enamoró.

Las casas y el barrio de la película se parecen a las de nuestro barrio. Se acuerda que al principio era bien pobre nuestra casa. La armamos con palos y latas y luego yo le ponía plásticos pa’ que no se entrara el agua, hasta que de a poquito fuimos levantando una pared y otra, y todo el mundo hacía lo mismo en el barrio. ¿Se acuerda? Entonces nos ayudábamos unos con otros entre todos los vecinos, hasta que levantamos el barrio allá en esa montaña fría. El de la película también es de montaña, pero allá hace calor.

En la película, el galán es un negro atractivo, todas botan la baba por él y lo persiguen, pero él se enamora de ella, como yo me enamoré de usté. Claro que en el barrio yo no soy el galán, a mí ni me paran bolas, en cambio a usté todos la miran y me toca ponerme serio pa’ que sepan que los dos somos pareja, porque más de uno me la quiere quitar.

El conferencista dice que el que escribió la película es un autor brasilero, que también escribía canciones y poesía. En el folletico hay un poema, Soneto de fidelidad, así se llama, o sea que este poema y la película son del mismo señor, un tal Vinicius.

Casi no entiendo este poema, pero se que es de amor, de un amor como el de nosotros, como el de la película, porque el negro y la negra se aman y quieren estar juntos, pero algo lo impide.

Como a nosotros, que se nos atravesó su enfermedad. Usté con esos dolores, y las filas en el hospital pa’ que la atiendan. Y tiene que trabajar con ese dolor que no se aguanta, y usté me protesta porque le digo que no vaya, y no me hace caso, y lave ropa y planche y cocine y arréglele la casa a esa gente encopetada, pa’ que le den plata y podamos comer. Yo con trabajo unos días y otros no. Ahora es distinto, tengo este trabajo fijo de portero en el centro cultural.

En la película, a la mujer la persigue la muerte y él trata de defenderla, como a usté, esa enfermedad persiguiéndola hasta que los dolores no la dejan trabajar más. En el hospital una demora pa´ los remedios y cuando se los dan ya no sirven, ya la enfermedad está muy avanzada. En la película, ella finalmente se muere mientras la muerte la persigue, y yo veo la muerte de la película, que es un hombre vestido de esqueleto, como si fuera la enfermedad que la persigue a usté, hasta que la alcanza.

 En la película el protagonista también se muere y los dos quedan juntos. Yo he intentado morirme para estar juntos otra vez, pero no he podido. Aunque siento que he estado muerto en vida. Pero no, mi Candela, no puedo negarlo, mi amor no se ha apagado. Mientras volvemos a estar juntos, le cambio la lápida vieja y fea por ésta que es más bonita y tiene el final una frase suya, una que siempre repetía. El que hace las lápidas me dijo que eso se dice “epitafio”. Ahora quiero que sepan que mi Candela sigue viva en mi corazón, cada vez que alguien lea:


Aquí descansa
Candela Tautiva
1970 - 2013
La vida es alegría
y el amor una infinita llama

 
 







viernes, 1 de noviembre de 2013

Confieso que huyo



Confieso mi soberbia bruta
ira que dobla el pulso
y dispara odio a diestra y siniestra

Confieso que me traiciona el pasado
con el que nos castiga la cultura
de ese estigma machista

Maldito macho cabrío
que trilla sus cascos con ínfulas
para condenar sin mirar sus pecados

Confieso que en la niebla huyo
que corro entre la enredadera
y me hundo en la oscuridad

Confieso que mi dolor es solo mío
vendados los ojos de egoísmo
por un discapacitado corazón

Hoy la luz parece filtrarse,
mi alma separa el velo
para ahuyentar el miedo.