Saber
llorar es entender
que
la sonrisa también sede espacios,
que
no siempre la luna está iluminada
y
que el cielo gris cubre el corazón.
Es
dejar que el aire salga despacio
y
con él se lleve tu alma,
y
en ella vuele el dolor.
Es
ver caer las hojas sobre el pasto,
ver
al viento arrastrarlas en remolino.
Es
sentir la hojarasca en tus pisadas
Saber
llorar es no detener las lágrimas.
al
fin de cuentas, sólo es agua salada,
desgranada
y evaporada por el corazón,
el
hada del sentimiento y el amor.
Deja
que el llanto grite
y
desde el fondo desgarre el alma,
al
final quedarás tendido en el alivio,
sobre
un colchón de esperanza.