Por
cada abrazo,
una
envoltura cálida,
un
significado de vida.
Como
Pablo Neruda:
Confieso que he vivido.
No
en los poemas de otros,
sino
en los ojos que me han soñado.
Veo
en tu sonrisa sincera
el
fruto del sembrador que intento ser.
Sólo
en semillas a veces creo.
Como
Porfirio Barba Jacob:
Y hay días en que somos tan
fértiles, tan fértiles,
he
podido recoger las aguas lluvias,
y
brotar espigas que al viento vuelan.
¡Oh Capitán, mi Capitán!
¡Cuántas
estrellas me han guiado!
No
he sido capitán sino crucero.
Como
Walt Whitman:
Me celebro a mí mismo y a mí mismo
me canto
Porque
en átomos de vida y naturaleza,
te
he encontrado y me he encontrado.
Desde
un lejano horizonte,
el
sol su luz me ha mostrado,
y
con su brillo cada noche he dormido.
Como
Antonio Machado:
Caminante son tus huellas,
con
orgullo miro mi estela,
de
ellas está lleno mi andar.
De
arcilla he untado mis manos
esculpiendo
ilusiones que vuelan.
Yo
a cambio he sido tallado.
Como
Violeta Parra:
Gracias a la vida que me ha dado
tanto
He
visto con risas y llantos.
He
escrito con letras del abecedario.
Como
García Lorca:
Y la canción del agua es una cosa
eterna
Sobre
su río bebo la entrañable savia,
y
con mil poetas mi sangre dejo.
Confieso que aún tengo mucho que vivir,
con
días tan fértiles, tan fértiles,
celebrarme
en un nuevo canto.
Dejar
nuevas huellas en la estela,
esta
vida me sigue dando tanto,
tonada de agua
eterna.