Cómo persona que escribe, o intenta escribir, pienso que parte de nuestra relación no sólo está con la narración y la lectura de nuestro tiempo, sino que también, somos ciudadanos que vivimos inmersos en una realidad que afectamos y nos afecta. Afectamos porque hacemos parte de una democracia participativa, votamos por nuestros representantes y tenemos la obligación de participar en los espacios que permiten la construcción de nuestra sociedad. Nos afecta, porque todas las decisiones de los representantes que hemos elegido repercuten en nuestra cotidianidad, por ejemplo, que la basura de nuestra calle sea o no recogida.
Como ciudadanos participantes de una democracia somos veedores de las administración pública. Desde esa mirada escribí y envié una carta abierta al Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, la cual hago pública a través de mi blog.
La carta completa podrá ser leída a través del link en la parrte inferior. A contibuación, algunos apartes del escrito que envié a Petro:
"
Lo más positivo de ese balance, es que sus
decisiones y acciones han sido valientes. Nadie se había atrevido a enfrentar
el poder económico de los poderosos y los artilugios que junto a políticos, que
sin ser legalmente corruptos, han permitido inmoralidades en contratos que son
causa del detrimento público y favorecen los intereses privados de unos pocos."
"No sé si es un amor cómodo donde ama sólo a los
suyos, a su familia y su círculo más cercano. Un amor que no se refleja en sus
diálogos con la prensa ni en sus expresiones hacia los demás. Incluso hay
momentos donde pareciera tener rabia y resentimiento. Hasta dónde yo creo, amar
es abrir los brazos y acogerlos a todos, sobre todo a los que no están de
acuerdo. Quién sabe amar, sabe expresar sus ideas de la manera más didáctica
posible, sin herir y ofender."
"Recuerdo que cuando
usted estaba en campaña, una de las cosas que más se le criticaba era la
soberbia y también recuerdo que reconoció que su mayor defecto era el orgullo, la
falta de humildad. Pues bien, la arrogancia no conjuga con el amor. Si usted
nos dijo que su política iba a ser la del amor, debe empezar por superar esos
comportamientos que no lo dejan amar, ni expresar amor. Usted nos ha demostrado
que es una persona con una inteligencia muy alta, con una capacidad de
raciocinio formidable. Cuando usted expresa calmadamente los argumentos de su
política y da las razones de su aplicación, deja sin palabras al contradictor;
pues bien, esa misma inteligencia es la que debe usar para que su método de
expresión, para que el tratamiento de su discurso sea el amor."
"Usted decide. O plantea un método diferente a la
“política de amor” y los ciudadanos que lo apoyamos sabemos a qué atenernos, o la
aplica a través del “diálogo del amor” cuya base es la argumentación y la
influencia sutil, sin ningún tipo de agresión."